Psic. David A. Erguy
Cierra tus ojos y concéntrate en mi voz. Una vez más, ve apreciando todas y cada una de las sensaciones que van surgiendo cada vez que cierras los ojos. Al cerrar los ojos, al entrar en contacto con ese mundo más íntimo, tus sensaciones más cercanas, cuando ocurra esto, vas diluyendo alguna de las cosas más presentes y van surgiendo alguna de las cosas más pasadas, abre tus puertas, abre tus poros, abre tu mente, ábrete a ti. En este momento, solo únicamente tú eres el que está sintiendo lo que estás viviendo, no hay ningún espectador, estás tú contigo, no hay nada más, no hay ninguna batalla, no hay ninguna lucha, no hay nada que demostrar, eres tú contigo, si gana contigo, pierdes tú, si gana tú, pierde contigo. Acércate al tú y al contigo, enlázalos y abre esa puerta, abre sus poros, ábrete, expándete con gran cobertura fuera de ti. Vas a imaginar que estás delante de un gran espejo, un espejo muy grande, un espejo tremendamente amplio, puede medir tres metros de ancho por dos de alto o incluso tres de alto, un espejo muy, muy, grande. Estás sentado/a delante de ese espejo, no hace falta que te veas aunque es posible. Te puedes sentir, puedes sentirte, puedes verte reflejado en el espejo. Es posible que te veas con la misma ropa, en la misma posición que tienes en ese momento, es muy posible que puedas verte en otro momento, con otra edad, con otra ropa. Si puedes mirarte, mírate si estás sonriendo o estás enfadado, mírate si estás mirando hacia abajo o miras de frente o miras hacia arriba, obsérvate y si no te ves, simplemente te sientes. Vas a ayudarte con tu respiración, a que tu cuerpo, vaya reduciendo cualquier tipo de tensión y puedes observar en el espejo, si cuando cambia tu sensación con tu cuerpo, también cambia algo la imagen. Intenta sentir como un feed-back, como algo que te enseña cómo estás, el poder sentir o el poder mirar lo que hay en la imagen de ese espejo. En cada respiración, irás soltando alguna de las tensiones acumuladas en tu cuerpo, la primera podrá ser para tu cabeza, la segunda para el tronco, la tercera para los brazos, la cuarta para las piernas y nota si hay cambios en ese espejo. Percibe si hay cambios en ese reflejo, eso es una forma en la que puedes conseguir modificar lo que ocurre en ese espejo. Según tus vayas sintiendo ahora, así se modifica, como te ves o como te miras en el espejo. Hay otra forma que te invito a realizar, simplemente tienes que tener un poquito de magia, un poquito de imaginación, levántate de esa silla y vete hacia el espejo, ponte muy cerca de él, siente si lo tocas, su textura, siente como deja tus huellas al tocarle, ahora estás muy cerca de eso que estabas mirando, de esa imagen que mirabas y ahora deja actuar la magia que existe en ti y mete un brazo dentro del espejo, puedes hacerlo, mete otro brazo, mete una pierna, mete la otra, estás en el otro lado del espejo, lo has cruzado, si miras hacia atrás ves tu silla, tu silla vacía donde estabas. Estás en el otro lado del espejo y allí quiero que hagas ahora tu mundo, un mundo con tres condiciones. Va a existir un sol que, aunque lo mires no te deslumbra, hay vegetación, la que tú quieras, mágicamente las formas, la creas, en forma de plantas, en forma de árboles, de arbustos, de flores, lo que tú quieras. También hay agua, agua que corre, agua limpia en forma de fuente, de río, de mar, de lluvia de arroyo, agua cristalina y ahora ya realizas lo restante, creas tu mundo, ese mundo detrás del espejo y puedes andar, volar, correr, puedes subirte a montañas, bajarte por cuevas, puedes nadar, montar a caballo o simplemente pararte. Explora todo tu paisaje, explora todo tu mundo, no dejes ningún detalle, es tu territorio, consigue descubrirlo todo. Que no haya ni un ángulo de tu territorio sin habitar y ahora, quiero que busques un lugar para ti, completamente seguro. Búscalo dentro de una morada que puede ser una cabaña, un castillo, puede ser una cueva, puede ser un habitáculo entre tablas, entre piedras, es tu morada es el lugar más seguro y que tú tan solo conoces. Es un lugar íntimo, solamente tuyo, nada más que tuyo y vete allí, entra dentro, nota como te sientes y dentro de esa morada, busca tu rincón, busca ese rincón. Es necesario que, en esa morada, descubras que hay un botiquín, un botiquín donde se curan todas las heridas, no solo las físicas, un botiquín donde se curan todos los dolores, no solo los físicos. ¿Qué es lo que tienes que curarte hoy? cógelo del botiquín y date de ese ungüento, de esa pomada, date de ese elixir, cúrate de eso y ahora descansa, túmbate en tu lecho, dentro de tu morada, en el rincón más seguro, allí en tu territorio, detrás del espejo y deja, deja que siga siendo de día o si te apetece que sea de noche y te rodeen las estrellas y esté contigo la luna o que siga habiendo un sol, un sol que no deslumbre, mantente allí, cuídate de eso, sintiéndote contigo, muy dentro, muy cerca, muy tuyo y descansa, nota como te llega el sueño, desconecta, allí no hay peligros, allí todo es seguro, desconecta como nunca y disfruta, disfruta y cuando tú quieras, solo cuando tú quieras, vendrás, saldrás, sabiendo que volverás siempre que sea necesario. Sabes que podrás ir a coger lo que en ese botiquín necesitas. Hay soluciones para poder hablar con quien no quiere hablar, para poder arreglar lo que no parece tiene arreglo y puedes ir allí siempre que tú quieras y ahora vente aquí y de nuevo ponte delante de la otra frontera del espejo, vuelve a cruzarlo, te sientas de nuevo en esa silla, te ves de nuevo en el espejo. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué hay de nuevo? Y cuando yo cuente tres, al abrir tus ojos, le dices a tu paisaje, a tu morada, a tu rincón, a tu botiquín, simplemente le dices hasta luego. Abre tus ojos.
Fuente: Tech